El consumo de electricidad en los centros de datos de todo el mundo se duplicó entre 2000 y 2005, pero esta tasa de crecimiento se redujo entre 2005 y 2010. Esta desaceleración se debió a la crisis económica de 2008, un creciente uso de la virtualización y los esfuerzos de la industria detectar y mejorar la eficiencia energética. Sin embargo, la electricidad consumida por los centros de datos a nivel mundial en 2010 ascendió al 1,3% del total mundial.
El consumo de energía es ahora una preocupación importante en el diseño e implementación de la infraestructura moderna, ya que los costes energéticos juegan un papel cada vez más importante dentro del presupuesto de las empresas que cuentan con centros de datos.
Por lo tanto, la gestión de la energía es ahora un punto focal para el funcionamiento de los servidores y centros de datos, centrándose en la reducción de todos los costes relacionados con la energía, como la inversión, los costos de operación y los impactos ambientales.
Es decir, que la mejora de la eficiencia energética es uno de los principales problemas de la nube, ya que se ha estimado que el coste de la energía para mantener y enfriar un centro de datos contribuye alrededor del 53% del total de los costos de operación.
Pero la presión para ofrecer servicios que se encuentren disponibles sin ningún tipo de fallo conduce a continuar reduciendo los sistemas en todos los niveles de la jerarquía, desde la fuente de alimentación primaria al soporte.
Además, en un intento de asegurar las fuentes de alimentación, algunas empresas mantienen funcionando generadores diesel de forma permanente para asegurar que el sistema no falle. Estos generadores producen un gigantesco trabajo durante todo el día sólo para garantizar una alta disponibilidad en caso de un posible fallo crítico de toda la fuente de alimentación y en los sistemas de soporte generales. La producción de emisiones es significativa, por lo que se estima que sólo alrededor del 9% de la energía utilizada por centros de datos está realmente empleada en las operaciones de computadora. Todo el resto básicamente se desperdicia para mantener los servidores listos para responder en caso de que exista un fallo repentino en las fuentes de energía.
Cuando nos conectamos a Internet, el ciberespacio puede parecerse mucho al espacio exterior en el sentido de que parece crecer constantemente y no tener fin. La información está flotando por la web. Pero si pensamos en la energía del mundo real y el espacio físico ocupado por Internet, vamos a empezar a entender que las cosas no son tan simples.
El ciberespacio tiene un efecto real en el espacio físico, que no es el mismo que aparenta tener en el espacio virtual. Cuanto más tiempo esperemos para cambiar nuestro comportamiento en relación con el concepto de Internet con el fin de poder ver con claridad sus características físicas, más cerca estaremos de entrar en un camino de destrucción de nuestra planeta. Puede sonar un tanto caótico, pero lamentablemente, es la realidad.